miércoles, 15 de octubre de 2008

Mi llegada a Italia

Llegué a Italia por primera vez con mi querido esposo hace casi ya 11 años. Vine en diciembre a pasar las Navidades para conocer a su familia, entonces aún éramos novios. Hacía un frio que le retraqueteaba, era el frio mas frio que yo había sentido en mi vida, imaginense a una cubana que vive a una temperatura promedio de 28ºC todo el año aterrizar a un lugar donde estaba nevando y las temperaturas subían por encima de 0º solamente al mediodía.
La ropa que traje no era adecuada, casi todo era de algodón, salvo el abrigo de lana cruda que pesaba una tonelada y ni se me ocurrió en ningún momento preguntar si había una forma especial de cubrirse del frio. Usaba medias largas de nylon que se congelaban con el sudor de mis pies y qué hablarles de las botas que me puse, podría decirse que eran de juguete.
Me acuerdo que se me quemó la cara por el frio, yo estaba acostumbrada a ponerme una crema para el cuerpo como crema de cara y no entendía cómo era posible que se me pelaran hasta los párpados, mi piel no estaba acostumbrada al frio. Imagínense pensar que debía ponerme una crema adecuada para evitar que esto pasara, ¡qué sabía yo!.
Estuve un mes, y a pesar de que encontré todo maravillosamente bello y espectacular, no veía la hora de regresar al calorcito.
A los pocos días de llegada acompañé a mi esposo a Bergamo porque tenía que ir a Enel, la compañía de energía, a algo, me dijo que era rápido y que podría esperarlo mejor en la máquina. Pensé que era lo mejor y encendí la radio para escuchar música en lo que lo esperaba. Puedo decir que no se a ciencia cierta si se demoró mas que lo que esperaba o es que mi cuerpo no lo soportó y yo empezaba sentir el frio de una manera que nunca más lo olvidaré. Encendía la máquina a cada rato para poner la calefacción y a comerme los caramelitos que habían encima de la pizarra de la máquina, pero parece que eso no era suficiente y cuando él llegó, ya yo casi no me movía para no gastar mas energías y así evitar el desmayo que veía inminente, ¡estaba fuera de caldero!!!. Al frio hay que enfrentarlo con bastante proteína en la sangre y de eso no es que yo estuviera bien avituallada. Salimos corriendo a la pizzería más cercana a comerme urgentemente una buena pizza con mucho queso y jamón. Esto no quiere decir que yo estuviera flaca, nada mas lejos de la verdad, me pasaba la vida cuidándome la boca y haciendo ejercicios para no engordar, la cosa es lo que conviene comer en el frio y lo que conviene comer en un país cálido como Cuba.
Pero no obstante, a pesar de que ya había visitado Europa una vez, encontré la zona de Lecco y Bergamo el mas bello lugar que había visto en mi vida, la perfección de todo que mas adelante explicaré.

1 comentario:

Nazarin Martinez Salomo dijo...

Quisiera ponerme en contacto con Aylin o Roberto Méndez Catasus.
Muchas gracias
Nazarin Martinez Salomo (México)
nazarincontact@gmail.com