En aquel entonces vivíamos en Cuba, yo tenía una hija pequeña de una relación anterior y sin ni siquiera ponernos de acuerdo en cuál iba a ser nuestro futuro comenzamos a vivir juntos. Al principio estaba en Cuba apenas un mes y regresaba a Italia por otro mes y volvía a Cuba por otro mes… hasta que cuando llevábamos en eso como 6 meses decidió quedarse a trabajar en Cuba, porque con su familia estaba desarrollando algunos proyectos. Cada vez que llegaba alquilábamos un apartamento que siempre era diferente hasta que decidió trasferirse y alquilamos uno fijo, en casa de Gustavo Araoz, un simpático y diestro señor que tenía un apartamentico muy práctico en el jardín de su casa disponible para rentar, compuesto por 2 recámaras comunicadas por un baño. En la primera recámara había una cocinita en una esquina, en la siguiente una camita donde mas adelante dormiría mi hija, luego en la otra esquina una mesita redonda con 4 banqueticas, un closet de pared a pared, luego seguía la entrada del baño, después un refrigeradorcito con un TV encima sobre un brazo metálico y la entrada de la casita. Según lo que uno escucha, parece un hueco, pero esa recámara estaba llena de ventanas tipo Miami que la hacían muy fresca y clara, sobre todo si sobre la casa hay una enorme mata de mango y todo estaba tan bien organizado y distribuído que daba gusto estar ahí.
Después del baño estaba la otra recámara que solo cabía la cama, 2 mesitas de noche pequeñitas y una cómoda de lo mas bonita con su espejo. En el primer tiempo Cynthia, mi hija, durmió en un colchoncito a mi lado, cuando nos levantábamos por la mañana destendía el colchoncito y lo metía debajo de la cama cubierto por un forro y a la noche hacía el proceso contrario.
Mi familia acogió bien a mi esposo que era todavía novio mio luego de una tormentosa relación que había durado 10 años, veía que me hacía feliz, solo mi mamá estaba reacia a que tuviera una relación con un extranjero y la comprendo, con su luz larga sabía que a la larga o a la corta podría pasar lo que un día pasó: me fui de Cuba a vivir con mi extranjero a otra parte, esas son cosas que suceden lógicamente a quién se casa con un extranjero.
Pero bueno, volviendo a Cuba. Luego de pasar por varias casas mas grandes que la casita del jardín de Gustavo y ser inmensamente felices decidimos irnos a México a probar fortuna, una vez más su familia hizo inversiones que podría él atender por su conocimiento de la lengua española y para allá fuimos no sin antes pasar 10 meses en Italia, el Permiso de Residencia en el Extranjero (PRE) exigía que al salir de Cuba nos fuéramos al país por el cual tenía derecho de tener el PRE que era el país de mi esposo y para Italia nos fuimos, con mi niñita de la mano.
jueves, 16 de octubre de 2008
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